El hada soberana de las cumbres
invitó un día a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su palacio. Todas
acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas de escarcha.
Sin embargo, una de ellas, Alba, al oír llorar a unos niños que vivían en una
solitaria cabaña, se detuvo en el camino. El hada entró en la pobre casa y
encendió la chimenea. Los niños, calentándose junto a las llamas, le contaron
que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se morían de
frío y miedo. –“Me quedaré con vosotros hasta que vuestros padres regresen”,
prometió. Y así lo hizo, pero a la hora de marcharse, nerviosa por el castigo
que podía imponerle su soberana por la tardanza, olvidó la varita mágica en el
interior de la cabaña.
El hada de las cumbres miró con
enojo a Alba. “¿No solo te presentas tarde, sino que además lo haces sin tu
varita? ¡Mereces un buen castigo!” Las demás hadas defendieron a su compañera
en desgracia. –“Sabemos que Alba no ha llegado temprano y ha olvidado su
varita. Ha faltado, sí, pero por su buen corazón, el castigo no puede ser
eterno. Te pedimos que el castigo solo dure cien años, durante los cuales
vagara por el mundo convertida en una ratita blanca”. Así que, si veis por
casualidad a una ratita muy linda y de blancura deslumbrante, sabed que es
Alba, nuestra hadita, que todavía no ha cumplido su castigo.
elaborado: christian quispe
Aqui les dejo mi enlace: la ratita blanca
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